En los momentos... en aquellos momentos
cuando de repente en mi memoria aparecía tu rostro, cuando tu voz sonaba en mis
oídos, sin la necesidad de tenerte presente, me daba cuenta de lo lejos que
estabas.
Tan lejos que no podía extender el brazo y
alcanzarte, que mi mano sienta el calor de tu piel y que mis dedos dibujasen el
camino de tus labios, atrayendome hacia ti...
Hubo momentos cuando tenia la impresión de
que todo lo que me rodea lleva tu nombre, pero también hubo instantes cuando el
silencio a mi alrededor me lo gritaba en la cara.
Quizás esos gritos eran una especie de
despertador para mi alma delirando en la espera, esperando que los gritos se
conviertan en la dulce melodía de tu voz.
Hubo noches cuando quería hechizarte, encerrarte
en un bote y guardarte en la estantería más alta de mi armario, para tenerte
siempre a mi lado.
Pero también hubo días cuando los rayos del
Sol me despertaban, recordándome que eras solamente un sueño...
Hubo días cuando hacia pájaros de papel y
me imaginaba verlos posarse en tu hombro, cómo silenciosos mensajeros de todo
lo que quería que sepas, pero luego venía la noche y los veía caídos en el
suelo, fallidos en su vuelo imaginario.
Quizás esta fue la señal, lo evidente que
me negaba tanto reconocer... Que el tren que había cogido para llegar a ti era
un tren a ninguna parte.
©Nadezhda Petkova Kostadinova
Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario