Desde hoy dejaré de llevar ropa,
me vestiré con tu mirada
que me envuelve como velo de tul
y me hace sentir ligera...
Desde hoy guardaré mis joyas,
me pondré tus abrazos en vez de ellas,
porque luzco mejor con tu calor,
que con la plata fría...
Desde hoy dejaré de maquillarme,
luciré esas estrellas en la mirada
que produces teniéndote cerca.
Desde hoy seré toda tuya...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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BUENOS DÍAS
Me dieron clases para aprender a andar,
pero yo me fugaba...
Para qué andar, si puedes volar?
Esto me preguntaba.
Pero no está permitido volar
sin permiso de vuelo libre,
y es tan difícil conseguirlo,
puedo decir, imposible.
Por esto vuelo en mi imaginación,
y me dibujo alas de plata
cada vez que quiero llegar
tan lejos, que nadie me alcanzara.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
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Eras una isla solitaria
abandonada entre tormentas,
una que pedía estar descubierta,
la que deseaba que la conquistaran.
Por esto decidí acercarme a ti,
yo toda mar y tú, isla mar adentro,
dos amantes apasionados,
unidos por los hilos del destino.
A veces, sólo a veces
me convierto en espuma marina
que juega entre tus dedos...
Suaves caricias saladas y frías
que llenan tus manos y desaparecen...
Luego vuelvo a convertirme en mar,
que bailando con sus olas se te acerca,
que inunda tu costa y te abraza...
Y vuelven a sonar mis pasos
por las playas de tu cuerpo desnudo,
esparciendo pizcas de mis aguas,
cubriéndolo de gotitas cristalinas.
Estrellitas de sal y arena brillan
por tu piel y por mi piel entrelazadas,
iluminando la oscuridad de la noche,
nuestra fiel aliada...
©Nadia Kostadinova, 2016
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Hay momentos que son como siglos
e instantes que duran eternidades,
que no los borra ni el viento ni la lluvia,
simplemente ocurren...
Hay mañanas cuando deseas volar
y no regresar jamás en la tierra,
que uno de esos momentos especiales
te ha hecho sentir...
Hay días cuando necesitas recordar,
aunque no se vive en los recuerdos,
pero las eternidades que has guardado
intentan mostrarse...
Hay noches que te abrazas a la almohada
y le cuentas todos tus secretos.
Solamente una silenciosa y fiel aliada,
guardiana de momentos e instantes...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Buenas noches y dulces sueños!
Por fin me he dando cuenta
que los garabatos que dibujabas
en mi piel suave, aterciopelada,
eran las señales de tu alma.
Y los siento todavía, grabados,
tatuados en los pliegues de mi cuerpo,
recuerdos, escondidos entre pasiones,
tu nombre, mi nombre, unos besos...
Y de repente te veo en mi memoria,
reconozco tus susurros palpadeando
entre los sonidos de la noche,
y vuelvo a sentirte delante...
©Nadezhda Petkova Kostadinova,2016
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"El poeta es un mentiroso quien siempre dice la verdad"
Jean Cocteau
Serpentea la pluma entre mis dedos,
enamora y se enamora a la vez,
rompe reglas y vuelve a ponerlas,
llora en prosa, ríe en verso, y al revés.
Crea mundos y te invita perderte,
para regresar cada ves más sabio tal vez,
o simplemente te guía para que disfrutes,
para acariciar tu alma y te haga volver.
Volver a entrar en el laberinto de palabras,
en busca de nueva diversión.
Aventurero, nunca dejes de serlo,
es tu destino y el mío guiarte, lo sé.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Cuando te enamores
no tires la brújula en la entrada,
porque el amor es un vuelo sin dirección
y puede que necesitaras salvarte...
O simplemente buscar
en el laberinto de los sentimientos
una especie de isla desierta
para encontrar a tu norte otra vez.
Porque el amor,
por lo muy bonito que te parezca,
es un juego de gato y ratón
y a veces terminas hecho pedazos,
enredado entre mentiras y pasión.
Cuando te rompan
no les dejes nada, llevate los pedazos
y construye desde cero el laberinto aquel,
para que alguien se atreva
a parar en la entrada
dispuesto de nuevo a la brújula perder.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Reconoce que me encuentras
en tus sueños disparatados,
descalza, despeinada, sonriendo...
Como aquella mañana cuando
me viste corriendo por el parque.
Reconoce que sientes en los sueños
mi voz en tus oídos...
Como campañitas de primavera,
lo que solías decirme.
Reconoce que te despiertas
y en la oscuridad me buscas...
Nunca me fui, dejé mis sueños
para que puedas encontrarme
siempre, cuando me necesites...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Imagen :"Sueño alado", Celia Reche
Cómo se escribe el amor
sobre la piel dañada por las heridas?
Cómo se cura el alma,
desnuda por los vacíos que aguarda?
Son las cicatrices tan profundas,
que no existe relleno que las desaparezca.
Aunque las cicatrices de amor
con otro amor nuevo se curan...
©Nadezhda Petkova Kostadinova,2016
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Aunque mi corazón volviera a desear
sentir de nuevo aquella tentación,
mi cerebro se niega a aceptar
y grita en silencio...
No llegamos a caminar,
somos de dos planetas distintos,
vivimos el los dos extremos opuestos,
yo tan poesía y tu puro cuento...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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"A veces simplemente me dejo llevar
en las alas de un viento misterioso,
no necesito correr descalza por la arena,
cierro los ojos y me traslado.
Entonces descubro mi verdadero lugar,
entre colores y pasiones encadenadas,
sumergidas en el fondo de mi interior,
deseando salir a la superficie..."
Nadezhda Petkova Kostadinova,2016
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Imagen: "IRIDISCENCIAS DE MAR SOÑADO", Javier Lorente
La obra y el poema juntos forman parte del catálogo de " La Luz,El Eco", primera exposición de ArtNostrum, Cartagena
Convertí mis brazos en alas,
para poder volar y buscarte,
para encontrarte entre la multitud,
para volver de nuevo a abrazarte.
Pero de tanto volar me cansé,
simplemente eran vuelos al vacío,
sin sentido, sin destino tal vez,
vuelos sobre el nido de tu ausencia...
Y me acosté debajo de las estrellas,
con la única esperanza que en sueños,
volvería a encontrar el mapa correcto
de los caminos que a ti me llevarían.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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La encontró un día...
Sola, desencaminada, hecha pedacitos... Una muñeca, rota por los golpes que le había dado el destino, escondida debajo de un montón de enredos. La cogió en sus manos, recogiendo los trocitos de porcelana con mucho cuidado. Nunca había visto una cosa tan pequeña y tan grande a la vez. A él ya no le quedaba amor, se lo había gastado todo en la ruleta de la vida. Su piel, hecha de amores pasajeros, guardaba las marcas que había dejado cada uno de ellos.
Ella abrió los ojos y lo miró fijamente. Seriedad cubría su cara, pero una especie de sonrisa jugueteaba en su mirada.
- Quien eres?- preguntó la muñeca.
La sorprendió la delicadeza con la que la sujetaba y el calor que desprendían esas manos fuertes. No le tenía miedo, a pesar de la apariencia, algo le decía que podía confiar.
-Soy el Diablo...- contestó él fríamente. No se avergonzaba de lo que era, no se arrepentía de nada lo que había hecho en esta vida. Era un ser solitario, aunque buscaba placeres y los encontraba, sin sentimientos, sin compromiso, sin piedad. Pero esta vez sintió una necesidad, un deseo de proteger y cuidar esa muñeca hecha pedacitos.
Poquito a poco iba ordenando los trocitos de porcelana, pegándolos con mezclas de sentimientos y deseo, hasta que un día la vio entera, reluciente y sonriendo de nuevo. Las grietas en su piel no se notaban casi, solamente su pequeño corazoncito guardaba memorias de los rotos, pero él sabía que el tiempo lo curaba todo. Quien sabe, puede que algún día todo aquello quedara en el olvido y entonces su tarea estaría terminada.
Pero a él ya no le quedaba amor, se lo había gastado todo en la ruleta de la vida, y ella no sabía amar, porque lo que recibió del destino eran sólo golpes, uno tras otro. Su corazón se había convertido en una fortaleza que no permitía que nadie entrara, para que no haya más destrozos.
El Diablo era un viajero imparable, un caballero con caballo de hierro, cabalgando por campos de asfalto, sin destino, ni dirección. Simplemente cabalgaba, así se sentía libre... O quizás intentaba escapar de su propio infierno.
La muñeca era delicada, pero a la vez muy fuerte. Por primera vez se sentía liberada, volvió a ser la misma que antes y esto la hacia feliz. La atraía el Diablo, le gustaba su caballo y deseaba escaparse junto a él lejos de todo lo que la había roto. Y a él le gustaba su delicadeza, cada vez que la miraba, sus ojos se volvían más alegres. Por esto las escondía tras oscuridad, no quería perder su apariencia de villano.
Se enamoraron locamente, se buscaban, se deseaban, pero ninguno de los dos quería reconocerlo, temiendo que así perderían lo único que les quedaba en esta vida, su libertad...
Habían pactado de no caer en la trampa, de guardar aquel espacio propio, pero de vez en cuando sentían la necesidad de llenar los vacíos con la presencia del otro.
Ella guardaba en los recuerdos todos los ratos que pasaba junto a él, la hacían sentirse una muñeca especial. Él se miraba en el espejo, repasando las marcas de la vida y lo único que se le pasaba por la cabeza fue que eran demasiado profundas y que no cuadraban con la delicadeza de la piel de porcelana que tenía ella.
Pero la deseaba...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Encontré motivos para seguir amándote, para siempre...
Tu mirada, tus manos acariciandome, tu voz, tus pasos acercándose hacia mi lentamente...
Tus palabras, susurradas en la oscuridad de la noche, hechizando mi corazón poco a poco, hasta llegar a aquel punto irreversible, cuando dentro de mi pecho
fluyera el amor y en mi estómago nacieran mariposas...
Amor... Y dolor a la vez. Los dos filos del mismo cuchillo. El arma para el suicidio más dulce del mundo...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Me perdí...
Diminuta partícula del polvo estelar
viajando sin rumbo en el Espacio abierto,
dando vueltas al rededor de falsos soles.
Una estrella fugaz, acelerando
hacia la atmósfera de tu ignorancia.
Lástima...
Que no es posible volver allí
donde todo empieza, en el principio,
aunque no hay nada por corregir,
únicamente seguir la trayectoria...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Quemé mis pies al intentar alcanzarte,
pero aún así mereció la pena,
porque no soportaría quedarme
lejos, muy lejos de ti...
Quemé mis dedos al intentar acariciarte,
pero aún así mereció la pena,
porque no aguantaría ni un instante más
sin poder sentir tu presencia...
Quemé mis labios al intentar besarte,
pero aún así mereció la pena,
porque no podría irme a dormir tranquila,
sin que tus besos me acompañasen...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Escondeme entre tus manos calientes
como un pájaro temblando del frío...
Dame calor en un abrazo diminuto,
deshiela mi helado corazón.
Preguntame si desde lejos vengo,
aunque sepas toda la verdad,
que soy la que te sigue en silencio,
buscando una mirada tuya, quizás.
O unas palabras, solamente esto,
aunque este corazón desea más...
Acercar mis labios a los tuyos
y beber hasta mi sed saciar.
Y emborracharme de tus besos,
perdiéndome en un laberinto de pasión,
cautiva, olvidándome del ártico frío,
del trozo de hielo clavado en mi corazón.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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No rompas la noche a gritos...
No sabes que mi corazón sangra
con los puñales que le estás clavando?
No hagas llorar a la Luna
que refleja las lágrimas en mis ojos.
Existo a través de tu mirada
y me transformo en tus palabras,
cuando pronuncias mi nombre
me convierto en viento y te abrazo...
Existo a través de tus pensamientos
me imagino y vuelves a imaginarme,
descalza, despeinada, sonriendo,
diosa de noche, de día -humana...
Existo a través de cada paso tuyo
persigo cada huella en el tiempo,
me salto reglas y me invento leyes
para poder una vez más besarte...
©Nadezhda Petkova Kostadinova
Todos los derechos reservados
Una vez me prometí a mi misma
poner candado en mi corazón,
para que nunca más terminara roto,
hecho pedazos por un desamor.
Pero es tan difícil tomar la decicion
y encontrar el candado adecuado,
para que sirva de protección,
pero sin hacer otros daños.
Y en esta tarea no logro avanzar,
porque cada vez que miro en tus ojos
veo olas, espuma y el infinito mar
y vuelvo a perder la llave...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Acaso es necesario seguir engañando
al cuerpo con caricias artificiales,
cuando lo único que necesita
es un poquito de calor, nada más?
Acaso es imprescindible estar pendiente
de cada paso para no equivocarte,
cuando lo único que de verdad importa
es aprender de los errores?
Acaso es obligatorio decir "Te quiero"
y caer en una trampa de falsedad,
cuando lo único que queremos
es encontrarnos en la mirada del otro?
Y en esa mirada llegarte a sumegir
una y mil millones de veces,
sin miedo, sin obligación, sin pudor...
Ser amado porque el corazón lo siente.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Cambiaría todas las riquezas del mundo
por una simple sonrisa en tus labios,
por una mirada llena de calor,
por un abrazo y unas cuantas caricias...
Escondería trocitos de este amor,
los guardaría como un tesoro preciado...
De vez en cuando, solo de vez en cuando,
los sacaría para calentarme.
Me convertiría en oscuridad
y con mi capa oscura te cubriría,
y entonces sentirías que soy de verdad,
soy de carne y huesos, no de sueños...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Solo un alma igual de inquieta como yo
es capaz de ver a través de las paredes
que fueron construidas para separar
lo que en realidad es inseparable.
Allí donde se juntan cielo y mar,
en aquella línea invisible
está escrita parte de mi historia.
La otra en el fondo descansa...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Escondeme en tus abrazos fuertes
de todas esas miradas ajenas
que me persiguen, deseando descubrir
lo que en mi corazón guardo.
Escondeme tras las cortinas de tu alma,
hazme diminuta, cómo un granito de arena,
para poder caber en un rinconcito de ella
Escondeme y hazme tuya...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Te imaginas si por un instante
este mundo cruel desapareciera
y en su lugar, lleno de colores,
otro mundo nuevo apareciera?
Te imaginas si con un cerrar de los ojos
consigamos ver lo infinito
y al abrirlos sigamos soñando,
aunque estuviéramos despiertos?
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Cierra los ojos... Extiende el brazo...
Qué sientes al tocar la pared fría?
Imagina y sumergete en océano
de formas sensualmente calientes.
Abre los ojos y sigue soñando...
Llega hasta el más profundo del océano,
busca en el fondo tesoros olvidados
por los sentimientos que otros dejaron.
Cierra de nuevo los ojos y dé un paso...
Sientes ya el calor de mi cuerpo?
Ya no está la pared insensible y fría,
estoy yo entre ella y tus manos.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Hoy me desperté
con ganas de comerme al mundo...
Aventurera, cargada de emociones.
Me acompañas?
Llevo en mi maleta un par de sonrisas,
no suelo viajar con mucho equipaje.
Sea cual sea el destino de este viaje,
si es contigo, es la dirección correcta.
Tú no te lleves
las rutinas y los problemas habituales.
Hoy es día para disfrutar y cambiar.
Arrancamos!
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Te susurré en el oído unas palabras mágicas
y luego miré en los lagos de tus ojos,
para asegurarme de que me habías entendido,
y de repente caí en tu magia...
Me ahogué en la profundidad de tu mirada,
por el camino de tu boca me perdí.
Por el laberinto de tu piel eché a correr,
perdiéndome a propósito,
esperando que me volvieras a salvar,
que volvieras a susurrarme magia.
Y allí estoy, en las puertas de tu corazón,
presa de mis propios intentos
de conquistarte con mi mirada divina.
El juego del cazador cazado...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Son sólo palabras...
Pero tanto aportan a este corazón,
lo llenan de mágicas notas,
componiendo canciones maravillosas.
Son sólo palabras...
Pero en mis oídos siguen sonando,
hechizándome, haciéndome sentir
una parte pequeña de tu mundo.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
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Acaricia la noche mis manos,
con aquella ternura que es sólo tuya,
cierro mis ojos y vuelvo a verte,
igual que lo hacías antes...
Entrar de puntillas y acercarte
hasta que tus labios rocen los míos,
bebiendo de mis suspiros,
con esa sed, que es sólo tuya...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
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Describiría el mundo como un océano
en este momento...
Y a nosotros como dos náufragos
en la isla desierta de dos deseos.
Piel contra piel, miradas perdidas
en el infinito...
Y nada más que los latidos
de los corazones eufóricos.
Entre los pliegues de este mundo
se esconden palabras...
No muchas, no hacen falta plegarias,
en este momento hablan los ojos.
Y se convierten los brazos en alas
para echar a volar...
Aunque no es precisamente oportuno
escapar, cuando te quieres quedar.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Imagen: Walter Girotto, "Passione", pastel
Bebeme en pequeños sorbos,
como a un vino viejo, saboteándome..
Siente el dulce veneno de mis labios,
hechizándote para siempre.
Dibujame sobre lienzo de luz de luna,
marcando todas mis formas
con pinceles mágicos, invisibles,
coloreándome con pasiones.
Bailame como un tango argentino,
llenando todo alrededor con nuestra presencia,
sintiéndome, absorbiéndome por los poros
de tu piel, mientras te roce...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
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Imagen: Pedro Alvarez, "Tango"
Yo no vivo en una estrella,
cómo tú crees...
Vivo entre los pétalos de una flor
y de su aroma me alimento.
Por esto huele mi piel a primavera
y mis labios saben a rosas...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Calles cansadas, gente corriendo...
Ciudad de sombras y humo.
Y yo solamente sigo pensando
que este sitio no es el mío.
Soy un pájaro con las alas rotas,
soy el viento en un bote de cristal.
Me encerraron, poniendo un límite
a mis inmensas ganas de volar.
Pero no se puede embotellar el espíritu,
un alma libre jamás se puede retener.
Existen formas, mil maneras distintas,
de escapar, hacia la libertad volver.
Y aunque siga en mi prisión acristalada,
viendo el cielo sin poder echar a volar,
en mi corazón llevo suficiente fuerza
para superarlo y volver a desear.
©Nadezhda Petkova Kostadinova,2016
Todos los derechos reservados
Paso a paso este baile nos hechiza,
nos vuelve ligeros, como viento solar.
Somos plumas, dos plumas ligeras,
entrelazados, dispuestos a volar.
Somos las dos partes de un solo ser,
unidos por los lazos del deseo,
somos agua y fuego a la vez,
inundándolo todo de nuevo.
Deberían de prohibirnos bailar,
para volver a saltarnos las reglas,
y sentirnos como polvo estelar,
para sentirnos de nuevo ligeros.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Imagen: "Amor", Surajit Chatterjee
Vistete con tus mejores colores
antes de salir a la calle,
que el mundo es demasiado gris
y necesita que lo alegres.
Adornalos con tu mejor sonrisa
y con tu mirada llena de amor,
porque allí fuera hace auténtico frío
con tanto desprecio y dolor.
Perfumate con el perfume de la bondad
que tiene un aroma alucinante,
el que es capaz de hechizar de verdad
y hacer que el mundo cambie.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2016
Todos los derechos reservados
Imagen: Ozana Pedoso
