Dijiste que mis ojos son mágicos,
de que sólo una mirada mía
es capaz de hacerte perder al norte.
¡Ven y mírame a los ojos!
Dijiste que mis manos son mágicas,
que en mis abrazos
todas tus penas se iban,
que solamente los latidos
de mi corazón hacían
que el tuyo corra de prisa...
© Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
Todos los derechos reservados
No hay comentarios:
Publicar un comentario