domingo, 8 de marzo de 2015

Ya lo siento, casi puedo tocar su rostro...



Misterioso señor,
escondido en los abrazos de la oscuridad, intentando guardar silencio, para que no detecten su presencia en mi mundo, tan distinto al suyo. Soy la única que capta los latidos de su corazón entre los sonidos que produce el agua, soy la única que ve su rostro sin la necesidad de estar iluminado, porque lo llevo en mi corazón. Lazos rojos muy finos unen nuestras almas, lazos invisibles para los demás. Esta noche la Luna es mi aliada, se esconde tras las nubes, jugando al escondite, despistando las miradas que podrían descubrirlo. Ya lo siento, casi puedo tocar su rostro, misterioso señor...

©Nadezhda Petkova Kostadinova,2014
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