Calles cansadas, gente corriendo...
Ciudad de sombras y humo.
Y yo solamente sigo pensando
que este sitio no es el mío.
Soy un pájaro con las alas rotas,
soy el viento en un bote de cristal.
Me encerraron, poniendo un límite
a mis inmensas ganas de volar.
Pero no se puede embotellar el espíritu,
un alma libre jamás se puede retener.
Existen formas, mil maneras distintas,
de escapar, hacia la libertad volver.
Y aunque siga en mi prisión acristalada,
viendo el cielo sin poder echar a volar,
en mi corazón llevo suficiente fuerza
para superarlo y volver a desear.
©Nadezhda Petkova Kostadinova,2016
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