Y no son las rosas sólo flores bonitas,
son armas con espinas afiladas,
y cuando menos te lo esperas,
en tu corazón enamorado se clavan.
Y sangras lágrimas y lloras dolor,
tu piel se convierte en vela encendida,
consumiéndose por la llama ardiente,
y aún así, buscando al aroma
de aquella flor preciosa que te hechizó
con sus suaves pétalos de terciopelo.
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
"Espinas"
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