Por fin me he dado cuenta
que los garabatos que dibujabas
en mi piel suave, aterciopelada,
eran las señales de tu alma.
Y los siento todavía grabados,
tatuados en los pliegues de mi cuerpo,
recuerdos, escondidos entre pasiones,
tu nombre, mi nombre, unos besos...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
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