En vez de cerrar los ojos
y dejarme llevar
en la capa ligera de Morfeo,
decidí contar a las estrellas,
poniéndoles a cada una tu nombre.
Y mientras lo repetía
mil millones de veces,
mil millones de veces veía
tu rostro en cada una de ellas.
Y mil millones de veces
volvía a quererte de nuevo,
y no importaba la distancia,
si mi corazón te sentía...
©Nadezhda Petkova Kostadinova, 2015
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